La planificación de un entrenamiento óptimo para atletas de medio fondo y fondo va más allá de desarrollar resistencia y velocidad; implica una elección estratégica de los terrenos de entrenamiento. A lo largo de mis años como entrenador, he aprendido que cada tipo de terreno tiene su momento y lugar en el ciclo de preparación. Su inclusión y el timing en el proceso de entrenamiento son esenciales. El uso gradual y progresivo de diversas superficies como montaña, circuitos de campo traviesa, circuitos de tierra y/o arcilla, pasto y, finalmente, el pavimento y las pistas sintéticas permite al atleta llegar en su mejor forma a la competencia, evitando fatigas innecesarias e interrupciones en su adaptación.
Mi filosofía de entrenamiento se basa en comprender que cada estímulo es óptimo en un momento específico. Aunque ciertos terrenos aportan grandes beneficios, el momento en que se emplean es clave para lograr el máximo rendimiento sin riesgos. A continuación, compartiré cómo aplico esta progresión de terrenos en mi metodología de preparación para que el atleta alcance su máximo potencial en el momento adecuado.
La Importancia del Timing en el Uso de los Terrenos
Cuando hablo de timing, me refiero a seleccionar el momento preciso para introducir cada tipo de terreno en el entrenamiento del atleta. No se trata simplemente de variar los terrenos, sino de saber cuándo y cómo aprovechar cada uno para que cumpla una función específica dentro de la progresión anual. Este orden es esencial para asegurar que cada fase prepare al cuerpo y la mente del atleta para la siguiente, logrando que el trabajo sea acumulativo y que se llegue a la competencia en la mejor forma posible.
Un aspecto fundamental de mi metodología es evitar que los atletas entrenen en la pista durante todo el año. Aunque la pista es esencial en la fase específica, mantener al atleta en el mismo terreno constantemente puede llevar a una falta de estímulo y a un estancamiento físico y mental. Para progresar, el cuerpo necesita ser desafiado de diferentes maneras y en momentos precisos. Solo así logramos construir una preparación sólida y completa que potencia todas las cualidades del atleta, desde la fuerza y resistencia hasta la técnica y velocidad.
Adaptando la Fase de Campo Traviesa en la Planeación Anual
A diferencia de Estados Unidos y otros países del mundo, donde la temporada de cross country está bien estructurada y se compite ampliamente en este tipo de terreno, en México no contamos con una temporada de campo traviesa formal ni con muchas oportunidades de competencia en esa superficie. Sin embargo, esto no tiene que ser una limitación. Aunque tengamos pocas competencias oficiales en campo traviesa, podemos adaptar esta fase en nuestra planificación anual para obtener sus beneficios y llegar con una base sólida a la fase específica.
¿Cómo lo hacemos? Incorporamos el entrenamiento en campo traviesa en la transición entre la pretemporada y la fase específica, utilizando terrenos de campo y caminos irregulares que simulan las condiciones de carrera en cross country. De esta manera, recreamos los beneficios de esta fase, fortaleciendo la estabilidad, la técnica y la capacidad de adaptarse a cambios de ritmo y terreno. Así, seguimos los pasos de las mejores planificaciones a nivel mundial.
Aunque no tengamos muchas competencias de cross, al incluir esta fase en el entrenamiento logramos que el atleta llegue a la fase específica en una forma física robusta y adaptada. Este proceso mantiene una estructura y una progresión similar a la de los atletas que compiten en países con temporadas de cross country formales, asegurando que nuestro atleta alcance un nivel de preparación física y mental que le permita rendir al máximo en competencias de medio fondo y fondo.
Competencias en Ruta como Evaluación en la Fase de Campo Traviesa
Aprovechar la fase de campo traviesa no significa limitar la participación del atleta en competiciones. Durante este periodo de preparación, aunque el enfoque está en caminos de tierra o terrenos irregulares, suelo programar competencias en ruta en distancias largas, como 10 km o incluso 21 km, para evaluar su capacidad. Aunque el trabajo específico para estas pruebas no se ha realizado, estas carreras sirven como excelentes indicadores de las cualidades del atleta.
Además, aunque no siempre tengamos acceso a competencias en campo traviesa, buscamos competiciones en ruta que incluyan terrenos ondulados. De esta forma, el atleta puede enfrentarse a desafíos similares a los de una carrera de cross country, beneficiándose del trabajo de fuerza y estabilidad realizado en esta fase de entrenamiento. Los terrenos ondulados ofrecen una oportunidad ideal para evaluar el rendimiento, ya que representan un reto y permiten al atleta demostrar su capacidad de adaptación sin estar en desventaja.
Este tipo de competiciones nos permite observar hasta dónde puede llegar el atleta en distancias largas sin haber entrenado específicamente para ellas. Para mí, es fundamental conocer de qué son capaces con solo la base de fuerza y resistencia ganada en campo traviesa. Si el atleta puede correr a buen nivel en estas pruebas, esto indica que tenemos un gran potencial sobre el cual construir en la fase específica. Saber que, incluso sin entrenamiento específico, el atleta puede responder bien nos proporciona una base sólida para predecir su rendimiento una vez que añadamos el trabajo específico de velocidad y resistencia anaeróbica en pistas sintéticas.
En resumen, aunque el entrenamiento específico para competencias de ruta no forme parte de la fase de campo traviesa, estos test en competiciones largas ofrecen una valiosa enseñanza. Si el atleta es capaz de competir bien en estas condiciones, su rendimiento en la fase competitiva debería aumentar aún más. Esto nos da una gran ventaja, ya que indica que tenemos mucho margen para potenciar sus resultados en la etapa competitiva.
Estructura del Entrenamiento por Fases y Terrenos
1. Terrenos Exigentes en Pretemporada: La Montaña y las Superficies Irregulares
En la fase inicial de la pretemporada, cuando el objetivo es construir una base sólida, los terrenos montañosos y las superficies irregulares son herramientas invaluables. Las pendientes y las superficies inestables imponen un esfuerzo extra a nivel físico y mental, trabajando la fuerza, resistencia y estabilidad en cada zancada. Sin embargo, este tipo de entrenamiento debe manejarse con precaución: no se trata de desgastar al atleta, sino de sentar las bases.
Beneficios de este terreno:
-Desarrollo de la fuerza en músculos clave como cuádriceps y glúteos, esenciales para la resistencia y potencia en la carrera.
-Mejora cardiovascular mediante la variación de ritmo y el esfuerzo sostenido en pendiente, elevando el umbral de lactato.
-Adaptación mental: Desafía la concentración y resistencia mental, enseñando a soportar la fatiga y condiciones adversas, vitales en competiciones de fondo.
Aunque el entrenamiento en montaña es desafiante, el timing es crucial. No sobrecargo al atleta; alterno días de montaña con sesiones de recuperación en superficies planas, permitiendo que el cuerpo asimile los beneficios sin riesgo de agotamiento.
2. Terrenos de Transición: Campo Traviesa y Caminos de Tierra
A medida que avanzamos hacia la fase de entrenamiento específico, los terrenos de campo traviesa y caminos de tierra representan la transición ideal. Estos terrenos siguen siendo desafiantes para mantener la fuerza y la resistencia, pero con menos exigencia que la montaña. La idea es una transición fluida que preserve las ganancias de fuerza sin agotar al atleta.
Beneficios de este terreno:
-Refinamiento de la técnica de carrera: Los cambios sutiles en el terreno obligan al atleta a ajustar constantemente su postura y equilibrio, mejorando su eficiencia.
-Incremento del ritmo: Comenzamos a trabajar a ritmos de carrera, manteniendo la economía de carrera sin interferencias.
-Mantenimiento de la fuerza: Activa las fibras musculares necesarias para la resistencia sin la fatiga de pendientes extremas.
Este terreno intermedio permite incorporar entrenamientos de fartlek o intervalos sin que la superficie sea una limitante, ajustando los ritmos según las sensaciones del atleta. Es el momento ideal para acercarnos a las condiciones reales de competencia sin perder la base de fuerza.
3. Fase Pre-Específica: Pistas de Arcilla, Pasto y Terrenos Flojos
En la fase pre-específica, cuando nos acercamos al trabajo intensivo de velocidad en pistas sintéticas, empleo terrenos un poco flojos, como pistas de arcilla, pasto o caminos de tierra suelta. Estos terrenos ofrecen una resistencia sutil que genera una carga ideal para los músculos sin el impacto de superficies duras.
Beneficios de este terreno:
-Estabilidad y activación muscular controlada: Al ceder ligeramente al contacto, obligan al cuerpo a activar los músculos estabilizadores en cada zancada, reforzando el equilibrio y la postura sin llegar al agotamiento.
-Mejora en la técnica y economía de carrera: La necesidad de aplicar fuerza en una superficie menos firme ayuda a perfeccionar la técnica de pisada y optimizar la eficiencia energética, aspectos cruciales en la fase específica.
1 comentario
Gran blog, igual que el anterior 👏🏼👏🏼👏🏼